Herradón divide su tiempo entre el laboratorio del Instituto de Química Orgánica (CSIC), donde investiga un método para obtener grafeno, y la divulgación de la ciencia. Actualiza sus blogs, da charlas, organiza cursos, participa en programas de radio y escribe libros. Con tanta ocupación, admite que tiene algún artículo a la espera de ser publicado; pero no le da importancia porque sostiene que hay “un boom inflacionario de publicaciones científicas”. En cambio, lamenta que la sociedad española sea “científicamente inculta”.
Es autor de varios blogs, organiza un curso de divulgación de la química, da charlas... ¿Otorga un papel muy importante a la divulgación?
Sí, es fundamental. Un investigador que no se involucre en tareas que tengan que ver con la cultura científica no es un investigador completo. La investigación tiene varias facetas: publicar en revistas científicas, formar jóvenes investigadores, conseguir financiación para investigar y también transmitir a la sociedad los avances científicos, tanto los que has hecho tú como otros.
¿Cualquier investigador sirve para divulgar la ciencia?
Cualquier investigador debería servir para divulgar. Cuando un colega dice que no sirve, es que no ha hecho el esfuerzo para ello. A mí me gusta decir siempre una frase que se atribuye a Einstein, aunque también se ha puesto en boca del matemático Henri Poincaré. Dice algo así: “Si no eres capaz de explicarle a tu abuela lo que estás haciendo, es que no has entendido tu propia investigación”. Un investigador tiene que saber explicar a cualquiera, con palabras sencillas y claras, conocimientos muy abstractos.
Lo dice con mucha rotundidad.
Sí, y cada vez más porque me voy dando cuenta de que se puede explicar cualquier cosa. Por ejemplo, el bosón de Higgs se puede explicar sin recurrir a ninguna fórmula matemática. Yo mismo, que soy químico orgánico, soy capaz de explicarlo; aunque obviamente físicos teóricos y excelentes divulgadores, como Alberto Casas o Teresa Rodrigo, lo harán inteligible para cualquiera.
Y eso que es químico, y no físico...
Por desgracia, a menudo algunos colegas saben mucho de su área y no tienen ninguna cultura científica al margen. También me he encontrado con gente que no se dedica a la ciencia y que tiene una gran cultura científica que les hace capaces de explicar este tipo de cosas.
¿Es muy frecuente la figura del científico aislado, que vive en su torre de marfil?
El científico es ciudadano y además, sin que se vea en esto arrogancia, creo que el científico tendría que ser un líder de opinión en la sociedad, porque al fin y al cabo la ciencia está detrás de casi todo. Cuando se habla de los presupuestos, detrás están las matemáticas. Si vamos a cuestiones como el problema energético, nos encontramos con problemas como la escasez de combustible o los recientes en el almacén subacuático de gas frente a las costas de Castellón. Si se hubiese consultado a científicos, por ejemplo geólogos, quizá no se habría construido. Pero nunca se les consulta cuál debe ser la política energética.
¿Y por qué en la práctica no suele haber equipos de científicos asesorando en políticas públicas?
Porque en España, los gobiernos, sean del color que sean, suelen despreciar la ciencia, no son conscientes de que todo lo que nos rodea es ciencia. En otros países los científicos están mejor considerados, pero aquí los políticos son muy cortoplacistas, viven de elección en elección y no hacen una apuesta a largo plazo. Y luego está la sociedad española, que, por desgracia, en general es científicamente inculta.
¿Cómo cree que se puede cambiar esta situación?
Con paciencia. El gran valor de un país es que tenga personas muy formadas, pero eso no es como plantar patatas, sino que hay que tener mucha paciencia, hablarle claro a la sociedad, elaborar una ley de educación que no se esté modificando con cada gobierno... Y la ciencia, por su naturaleza, hay que cultivarla día a día. Con un planeta tan superpoblado, ya habría un déficit de alimentos si no fuese por la ciencia; especialmente la química ha contribuido a que nuestros campos sean más productivos. Todo eso lo tiene que saber la gente. Los ciudadanos valoran mucho a los científicos. No hay nadie que nos tenga manía, como sí sucede con los políticos o con los jueces o los periodistas.
Se trata de una de las profesiones más valoradas y sin embargo la sociedad no sabe de ciencia.
Claro. Luego están los medios de comunicación, que generalmente prefieren publicar una noticia que pueda tener morbo o un buen titular. Por ejemplo, la noticia reciente de que los españoles adultos son muy incultos... ¿Cuál ha sido la muestra de esa población? Se echa la culpa a la LOGSE y resulta que ninguno de los encuestados estudió con la LOGSE porque eran personas mayores. La gente considera que la educación es importante pero luego no la coloca entre sus prioridades. Yo creo que la gente no está convencida, por mucho que lo digamos los científicos, de que el motor de la economía es la ciencia.
Parece que a la hora de superar ese déficit en cultura científica, atribuyes la máxima responsabilidad a los dirigentes políticos.
Todo el mundo es necesario. Por un lado los científicos, que tenemos que dar la cara; pero también los políticos impulsando unas leyes adecuadas, y los medios de comunicación. Y por supuesto el ciudadano. Siempre digo que con quien más hay que trabajar es con los niños. Al final esto es un asunto generacional, no vamos a ser todos cultos científicamente de la noche a la mañana.
¿En qué actividades de divulgación de la ciencia a la sociedad está involucrado?
Desde el año 2007 debo de haber hecho unas 500 actividades. Por ejemplo, he organizado tres veces el curso de divulgación ‘Los avances de la química y su impacto en la sociedad’, tengo dos blogs, ‘Química y sociedad’ y ‘Educación química’, la web sobre ‘los avances de la química’ y perfiles en Twitter y Facebook sobre química. He impartido unas 120 conferencias para colegios y centros culturales... También he sido comisario científico en la exposición ‘Entre moléculas’ del CSIC, he colaborado en el guión de un documental sobre la energía y he escrito unos 30 artículos sobre historia de la ciencia, aspectos relacionados con la química, alguna biografía, etc., además del libro de divulgación Los avances de la química. Colaboro en varios programas de radio y a veces hago alguna colaboración en prensa, generalmente entrevistas. Como me gusta todo, quizá diversifico demasiado.
¿Cuál es la respuesta de los ciudadanos?
Buena. Por ejemplo, la web sobre química tiene muchas visitas y descargas de material didáctico; en las conferencias me he dado cuenta de que, cuanto más pequeño es el sitio, mejor acogida tienen. Mis blogs tienen entre 400.000 y 500.000 visitas al año. La gente suele ser receptiva con lo que estás contando. A la gente, si le das ciencia, le interesa mucho. Lo que le hace falta a este país es que las televisiones apuesten por la ciencia, porque dentro de los medios es el que más influye.
Es químico orgánico. ¿En qué consiste su trabajo?
Todo surge de la investigación básica. Nunca hay investigación puramente aplicada. Últimamente he pasado a dos temas más prácticos: estamos preparando electrolitos para baterías, con la idea de que puedan servir en un futuro para tener supercondensadores con mucha más capacidad. También estamos trabajando en un método para obtener grafeno, que para muchos será el material del futuro. Pero tienen que pasar años para poder ver esto en el mercado.
¿Tiene tiempo para todo?
Lo cierto es que tengo un montón de resultados sin publicar porque no he tenido tiempo. Pero a nivel global creo que hay un exceso de artículos científicos publicados; en mi área de química orgánica todas las semanas se publican miles que no aportan nada a la ciencia. Cuando me planteo publicar algo, pienso en qué va a aportar. Mi objetivo no es tener 100 o 200 publicaciones, sino aprender y pasármelo bien. Puedo decir con orgullo que los investigadores que han hecho la tesis doctoral conmigo han seguido en la investigación.
¿Entonces es compatible investigar y divulgar?
Al final hay que priorizar. Yo dentro de poco cumpliré 55 años. Un investigador en este país con 55 años que piense que va a ganar el premio Nobel o el Príncipe de Asturias o el Jaime I, que siga investigando y a ver si lo gana. Pero ahora mismo veo más mi trabajo desde el punto de vista de captar personas para la ciencia, y sigo manteniendo mi ritmo de dos a cuatro publicaciones al año, que no puede ser mayor cuando sólo tienes 19 m2 de laboratorio y un grupo de dos a cuatro personas.
¿Crees que está suficientemente valorada la divulgación?
Debería estar algo valorada, porque no lo está. Solo lo valoran unas pocas personas que también están interesadas en la divulgación. No te lo reconocen ni a nivel oficial ni tus colegas. Hay mucho desprecio por la divulgación en España, y hay mucho científico con mucha incultura científica en cuanto le sacas de su área superespecializada.