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Las naves de la misión japonesa Hayabusa2 y OSIRIS-REx de la NASA han encontrado fragmentos exógenos dispersos por las superficies de los asteroides Ryugu y Bennu, de los que, respectivamente, van a traer algunas muestras a la Tierra. En el caso de Bennu, esas rocas externas proceden del asteroide Vesta.
El próximo 18 de febrero el vehículo Perseverance aterrizará en el planeta rojo con el objetivo de buscar trazas de vida microbiana. Por primera vez se guardarán las muestras más interesantes para intentar traerlas a nuestro planeta no antes de 2031, un nuevo paso antes del gran reto de enviar un terrícola a Marte, el sueño de este ingeniero español del Jet Propulsion Laboratory.
Las incrustaciones en una ureilita descubierta en Sudán son un misterio. Hace dos años se postuló que su origen solo podía estar en un cuerpo padre desaparecido del sistema solar, más grande que Mercurio, sometido a altas presiones. Ahora científicos italianos concluyen que este preciado material se pudo formar en pequeños planetesimales.
Los minerales arcillosos descubiertos en el cráter Gale de Marte por el rover Curiosity son capaces de preservar compuestos orgánicos durante largos periodos de tiempo. Ahora científicos del Centro de Astrobiología han comprobado en cámaras de simulación que una breve exposición a fluidos ácidos complicaría enormemente la preservación de estos compuestos, algo a tener en cuenta en la búsqueda de vida en el planeta rojo.
El descubrimiento de fosfano en las nubes de Venus ha disparado las especulaciones sobre su posible origen biológico, pero se necesitan más observaciones para confirmar el hallazgo y conocer su verdadera fuente. Las posibles misiones que se planean al planeta vecino, como EnVision de la Agencia Espacial Europea y DAVINCI+ de la NASA, pueden ayudar a encontrar la respuesta.
Con los datos del satélite TESS de la NASA, el telescopio espacial Spitzer y el Gran Telescopio Canarias (GTC), un equipo internacional de astrónomos ha detectado el que podría ser el primer planeta intacto localizado en órbita en torno a una estrella que fue como el Sol, pero que ahora es más pequeña que el exoplaneta. El Instituto de Astrofísica de Canarias participa en el descubrimiento.
La aparición en Venus de esta molécula asociada a la vida en la Tierra, también llamada fosfina, ha causado un gran revuelo científico y mediático, pero hace décadas que se conoce su presencia en las atmósferas de Júpiter y Saturno, e incluso se ha encontrado en algunas estrellas. Investigadores del CSIC fueron los primeros en detectarla fuera de nuestro sistema solar. Ahora valoran para SINC el nuevo descubrimiento.
La fosfina encontrada en el planeta no debería ser estable en su atmósfera, donde se oxidaría rápidamente a menos que, como en la Tierra, haya un suministro nuevo constante. Entonces, ¿por qué los autores del estudio la buscaban en un entorno tan poco prometedor? ¿Están seguros de haberla encontrado?
La atmósfera de Venus contiene trazas de una molécula que en nuestro planeta solo generan las actividades microbianas y humanas, y que huele a podrido en asociación con otros compuestos. El descubrimiento, realizado con los telescopios James Clerk Maxwell y ALMA, apunta a la existencia de procesos geológicos o químicos desconocidos en nuestro planeta vecino, aunque tampoco se descarta una posible fuente biológica.
Hace décadas que los astrónomos debaten sobre las ondas magnéticas que se agitan por encima de las manchas solares. Ahora investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias han zanjado el asunto al confirmar la existencia de una cavidad resonante donde se confinan y refuerzan estas ondas.