Langer, que cuenta con más de 1.400 patentes, 1.500 artículos científicos y unos 220 premios, entre ellos el Charles Stark Draper –el ‘Nobel’ de los ingenieros–, ayudó a crear la biotecnológica Moderna, que ha desarrollado una vacuna de ARN con la que ya se han comenzado a inmunizar cientos de miles de personas en Occidente. Precisamente, la tecnología que usa Moderna y el suero de Pfizer/BioNTech se basa en las nanopartículas que desarrolló este científico hace 40 años.
Numerosos estudios han constatado que la emergencia global provocada por la covid ha agudizado la desigualdad entre hombres y mujeres investigadores. Científicos e instituciones de todo el planeta evalúan posibles soluciones para mitigar el impacto de esta crisis sanitaria en la carrera de las científicas y proponen transformarla en una oportunidad de alcanzar una equidad real.
Esta albaceteña trabaja desde Nueva York en IAVI, una ONG dedicada al desarrollo de fármacos para enfermedades infecciosas con el foco puesto en que sean accesibles y asequibles para toda la humanidad. Para la covid-19 desarrollan una vacuna con la misma estrategia que les ha dado buenos resultados con el ébola. No necesitarán tanto frío como las actuales, bastará una sola dosis y podrán ser orales o nasales.
Esta astrofísica combina la investigación en contaminación espacial con la preparación para convertirse en astronauta. También realiza labores de protección medioambiental, así como de divulgación en entornos desfavorecidos. Un buen ejemplo de ello es El libro de la Luna, su última publicación, que reúne mitos, leyendas y el conocimiento que tenemos sobre este astro.
Era una sospecha que ahora se confirma con datos. Estudios internacionales revelan que en la crisis sanitaria global las mujeres están haciendo menos investigación, también sobre el propio coronavirus. Esta marcha atrás en la equidad de género tiene importantes implicaciones para el avance de la ciencia. Entre las razones están la desigualdad en la carga de cuidados y en la distribución del liderazgo.
Que hayamos pasado meses encerrados en casa para detener la expansión del SARS-CoV-2 ha brindado a los científicos una oportunidad sin precedentes. Una alianza global de científicos analiza los efectos de la disminución de la actividad humana en el comportamiento de los animales en busca de formas de compartir el planeta más beneficiosas para todos.
El confinamiento ha puesto al límite a las personas a cargo de niños y familiares dependientes, y las mujeres se llevan la peor parte. También las científicas. Los primeros estudios señalan que ellas están publicando menos y arrancando menos proyectos nuevos que sus colegas hombres.