Durante el accidente nuclear de Fukushima se emitieron a la atmósfera gran cantidad de elementos radiactivos, que llegaron a lugares tan alejados de Japón como España. Aunque las cantidades detectadas en nuestro país fueron muy bajas, así lo confirman las mediciones de yodo-131 y yodo-129 registradas en Sevilla por investigadores del Centro Nacional de Aceleradores.
Investigadores españoles han descrito un circuito de regulación basado en microRNAs esencial para mantener el estado diferenciado de la célula tiroidea, necesaria para el tratamiento eficaz del cáncer de tiroides con yodo radiactivo, el cual mejora significativamente el pronóstico de estos pacientes. El cáncer de tiroides es el cáncer de origen endocrino más frecuente y el que más se ha incrementado en los últimos años.
La mayor parte del yodo radiactivo 129I presente en el hielo marino procede de las plantas de reprocesamiento de combustible nuclear de Sellafield, en Reino Unido, y La Hague, en Francia. Así lo plantea el análisis que un equipo internacional, liderado desde Centro Nacional de Aceleradores en Sevilla, ha efectuado en las aguas del océano Ártico.