Científicos de Argentina y Estados Unidos han elaborado un método que revela la densidad de la vegetación en épocas pasadas a través de los registros fósiles y lo han aplicado a la Patagonia para conocer las variaciones que sufrió esta región geográfica a lo largo de 38 millones de años. Esta información se puede relacionar con los cambios climáticos del pasado e incluso con las diferentes formas de los dientes de los animales herbívoros en distintas épocas.
Un nuevo modelo utiliza aguas residuales y lodos para promover el crecimiento de vegetación en terrenos degradados. La técnica también permite reducir el transporte de pesticidas a través del suelo, impidiendo que estos alcancen con facilidad a las raíces de las plantas y afecten a su desarrollo y actividad reproductiva.
Un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas muestra la evolución de la vegetación y el impacto de las actividades humanas en el lago Arreo (Álava). El análisis de los sedimentos ha revelado la huella de la llamada Anomalía Climática Medieval, un período marcado por las altas temperaturas y la aridez.
Los restos óseos de pequeños animales hallados en lo que podría ser una hoguera neandertal en la cueva cántabra de El Esquilleu suponen un enigma para los científicos. Investigadores de la UNED y de la Universidad Complutense apuntan a que la especie ‘hiciera limpieza’ en la cueva quemando los restos de forma sistemática, para evitar infecciones, aunque también podrían servir como fuente combustible.
Un equipo, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha reconstruido los cambios ambientales y climáticos que se produjeron en la Península Ibérica desde el Mioceno final hasta el Pleistoceno medio a través del esmalte dental de mamíferos herbívoros.
La misión Proba-V monitorizará la vegetación a escala global. / ESA
Un estudio con participación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) concluye que existen mecanismos estabilizadores que contribuyen a la resiliencia de la vegetación frente a cambios climáticos extremos, aunque también señala que no debe subestimarse la capacidad de tales eventos para provocar cambios dramáticos, especialmente si se vuelven más constantes.
El análisis de fragmentos de carbón vegetal recogidos en la Tierra de Pinares (al norte de la provincia de Segovia) demuestra la persistencia milenaria de un paisaje que hasta ahora se consideraba de origen artificial. Según la investigación, que se publica en la revista The Holocene, el pino resinero está presente en esta comarca desde hace unos 6.000 años.
Científicos españoles han liderado un estudio internacional publicado por Science donde se señala que preservar la biodiversidad de las plantas resulta crucial para mitigar los efectos del cambio climático y la desertificación en las zonas áridas. Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos, el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN, CSIC), la Universidad Pablo de Olavide y la Universidad Politécnica de Madrid han participado en el proyecto.
Nuevos cambios en la temperatura global podrían provocar la reorganización de la vegetación de esta zona de la selva amazónica.