Las parras para las uvas de mesa y el vino se domesticaron simultáneamente, hace 11.000 años, con la llegada de la agricultura. Así lo determina una investigación con la mayor muestra genética de plantas de vid recolectadas hasta la fecha en distintas ubicaciones geográficas.
Por internet circulan vídeos en los que saltan chispas entre dos mitades de uva cuando se calientan juntas en un microondas. Ahora científicos canadienses han descubierto que el fenómeno se produce por acumulación de energía electromagnética en puntos de calor que surgen entre los dos elementos, ya sean uvas enteras o cápsulas de hidrogel, dando como resultado una llamarada de plasma.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia y otros centros europeos han creado un prototipo de robot vitícola que navega de forma autónoma por los viñedos para informar sobre el estado de las uvas y el mejor momento para cosecharlas. El vehículo está equipado con paneles solares, baterías, carrocería biodegradable y sensores de fluorescencia, visión artificial y ultrasonidos.
Un grupo de científicos españoles ha desarrollado un método para determinar la compacidad de la uva, una característica que influye en la calidad final del vino. El sistema incorpora una cámara y algoritmos de adquisición y procesamiento automático de imágenes, por lo que puede sustituir al método de inspección visual tradicional.
Un equipo de investigación de la Universidad de Salamanca estudia desde hace años el efecto del cambio climático sobre la calidad del vino, que pueden provocan un desfase entre distintos aspectos de la maduración de la uva, como el grado alcohólico y sus características sensoriales. Por ello, los investigadores intentan proporcionar al viticultor herramientas que puedan solucionar el problema. Uno de sus trabajos más recientes pasa por medir y llegar a controlar una de las sensaciones más importantes a la hora de catar un vino: la astringencia.
Las semillas de la uva tienen una gran importancia tanto en la estabilidad del color de los vinos como en su sabor, características ambas que resultan fundamentales para conseguir caldos de calidad y competitivos en el mercado. El grupo de Color y Calidad de Alimentos de la Universidad de Sevilla ha simplificado notablemente el actual proceso de cata de esta parte del fruto.
Investigadores de la Universidad de Sevilla han desarrollado una técnica para estimar la composición y variedad de las uvas mediante la visión de sus imágenes por ordenador, además de proponer un índice para conocer el grado de madurez de las semillas sin realizar análisis químicos. El nuevo método puede ayudar a decidir el momento de la vendimia.
Un equipo de investigación de la Universidad de Salamanca participa en el proyecto de investigación Cenit Demeter junto a decenas de socios, sobre todo empresas vitivinícolas, para estudiar algunas de las consecuencias del cambio climático en la calidad de los vinos tintos. En los últimos tiempos los bodegueros han observado diferencias en distintos componentes de la uva a la hora de madurar que podrían estar relacionadas con este fenómeno climático.
Comerse 12 uvas, una por cada campanada del reloj a las 12 de la noche del 31 de diciembre es una tradición en España.