Una uva todavía más saludable y que se conserva apta para el consumo durante más tiempo. Esto es lo que ha conseguido un equipo de científicas del Instituto de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo (IUIAD) de la Universitat Politècnica de València. La clave reside en recubrir la uva con un film comestible hecho a base de propóleo, una sustancia natural que elaboran las abejas a las que se le atribuyen diversos efectos beneficiosos para la salud.