Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han estudiado distintos escenarios climáticos en los ríos de la cuenca del Duero para determinar la viabilidad de las poblaciones de truchas ibéricas. Según sus resultados, el calentamiento global llevará a una reducción de hasta el 56% del hábitat térmico de la trucha en el río Cega y un 11% en el Pirón, en el peor de los escenarios.
Las náyades o mejillones de río (Margaritifera margaritifera), muy abundantes en el noroeste español hace un siglo, casi han desaparecido por completo en la cuenca del Duero. Los últimos estudios de investigadores de la Universidad de Salamanca alertan de la inexistencia de ejemplares jóvenes que garanticen su continuidad en las próximas décadas. El cambio climático y las alteraciones que el ser humano ha provocado en los ríos parecen estar detrás de la decadencia de esta especie, directamente dependiente de peces como el salmón o la trucha.
Investigadores de la Universidad de Oviedo han desarrollado un método para marcar la pólvora, lo que permite detectar su uso ilegal incluso después de su detonación. La técnica, basada en la adición de isótopos, también se puede aplicar para seguir y diferenciar a los peces salvajes, como truchas y salmones, de los de piscifactoría.
Truchas en un río cantábrico.
En España cada vez ha sido y es frecuente la construcción de infraestructuras transversales de los ríos para el aprovechamiento o encauzamiento del agua, tales como las presas, las centrales hidroeléctricas, los azudes, los puentes, los pasos de agua o las estaciones de aforo, entre otras actuaciones. En general, todas estas infraestructuras se construyen sin tener en cuenta, en muchos casos, el perjuicio que conllevan para el hábitat de las especies piscícolas, entre ellas, la trucha común.