La interacción del calentamiento constante de las aguas dulces y del océano, el cambio hidrológico y los brotes de enfermedades han provocado décadas de declive del salmón en el sur de Europa. Centrada en el río Sella (Asturias), una investigación coordinada desde la Universidad Complutense de Madrid analiza factores locales y globales relacionados con el cambio climático y alerta del peligro de extinción de este pez si no se adoptan estrategias de adaptación a esta situación ambiental.
En el océano Atlántico se produce una redistribución de calor del sur al norte que se conoce como circulación meridiana del Atlántico. Una investigación internacional en la que participa la Universidad Complutense de Madrid demuestra nuevas evidencias de una disminución del 15% de este fenómeno con respecto a los registros del siglo XX. El cambio climático antropogénico es el principal sospechoso de este debilitamiento que puede tener efectos importantes, especialmente en el clima europeo.
Podríamos pensar que un reptil no es capaz de imitar una acción realizada por un humano, pero el dragón barbudo, protagonista de nuestro #Cienciaalobestia, lo conseguiría por sus grandes habilidades sociocognitivas. Un estudio revela por primera vez que estas capacidades podrían disminuir en la edad adulta cuando siendo huevos los lagartos son incubados a mayores temperaturas.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Valladolid ha analizado las llamadas INDCs, las propuestas presentadas por 188 países para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y las acciones que llevará a cabo cada estado para cumplir los objetivos del Acuerdo de París para no aumentar la temperatura más de 2 ºC. Al aplicar modelos matemáticos, los investigadores advierten que, incluso en el escenario más optimista, las temperaturas aumentarían entre 3 y 4 grados en 2050, respecto a los niveles preindustriales.
El tamaño de las hojas de las plantas varía en función de la diferencia de temperatura entre planta y entorno durante el día y la noche. Así lo revela un estudio internacional con participación española. Los resultados, además, sostienen que la dimensión del follaje tiene un gran impacto sobre el funcionamiento del ecosistema.
Científicos estadounidenses vaticinan que en 2100 la temperatura media de nuestro planeta habrá aumentado 3,2 °C. Según sus estimaciones, tan solo hay un 5% de posibilidades de que, como establece el Acuerdo de París, la temperatura de la Tierra no se eleve más de 2 °C a finales de siglo. La rapidez con la que se reduzcan las emisiones de carbono en las distintas actividades económicas será crucial para determinar el calor del futuro.
La sequía y el aumento de temperatura ya provocan sustituciones de especies, mayor aridez y riesgo de incendio, y menor fertilidad del suelo y disponibilidad de agua, entre otros efectos negativos. Una amplia revisión de estudios y registros de datos revela hay especies menos resistentes al cambio climático y que el impacto del cambio climático se agravará en las próximas décadas.
El 74% de la población mundial estará expuesta en 2100 a olas de calor mortales. Esta es la principal conclusión de una investigación de la Universidad de Hawái (EE UU) que ha descubierto el umbral en el que la temperatura y la humedad elevada se vuelven letales. Además, con los resultados obtenidos, los expertos han creado una aplicación web capaz de predecir el número de días al año en los que se producirán estos periodos de calor extremo en cualquier lugar del mundo.
Uno de los objetivos del Acuerdo de París aprobado en diciembre de 2015 para luchar contra el cambio climático es que el aumento de la temperatura del planeta en 2100 no supere los 2 ºC, y si es posible los 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales. Un nuevo estudio ha planteado cuatro escenarios futuros de reducción de emisiones de CO2 y aumento de renovables, y ni siquiera en el mejor de los casos se lograría "enfriar" el planeta.
Un equipo de científicos españoles y polacos ha analizado la relación entre la sensación térmica y la latitud del lugar donde se habita en dos centros educativos de dos ciudades en condiciones climáticas similares. Los resultados demostraron que el porcentaje de satisfacción de confort fue diferente para los alumnos en función de la localización, pese a que las condiciones a las que se expusieron fueron semejantes en un lugar y otro.