Con esta iniciativa del Consejo de Ministros se pretende aumentar la seguridad de quien consume, amplíar la lista de las especies que pueden ser comercializadas, excluir las que no son seguras, y establecer condiciones para aquellas cuyo consumo en crudo pueda entrañar un riesgo.
Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los aficionados a la micología es la incertidumbre sobre cuántas setas habrá y dónde las va a encontrar. Se trata de un producto silvestre que, por lo tanto, está sometido a las leyes de la naturaleza prácticamente al 100%, pues la intervención del hombre se circunscribe a casos muy concretos de explotaciones aún minoritarias. Salir al monte, buscar los sitios propicios y conseguir llenar al cesta es, por lo tanto, lo habitual entre la mayoría de los aficionados.