Cuando las condiciones son adversas, no queda más remedio que adaptarse a ellas. Las plantas también lo hacen. Algunas hierbas que crecen en terrenos mineros tienen una resistencia inusual; están acostumbradas a vivir en un entorno tóxico y saben cómo hacerle frente. Partiendo de esta capacidad de adaptación, la investigadora Lur Epelde ha usado estas plantas como hierbas medicinales para suelos contaminados.