Estudiar enseñanzas universitarias en prisión, además de convertirse en una válvula de escape para el interno, le abre una puerta laboral cuando termine su condena. Así lo cree la mayoría de los reclusos que estudia en el centro penitenciario Madrid VII (Estremera), tal y como se revela en un estudio dirigido por la UNED. Este tipo de enseñanza promueve también el compañerismo entre estudiantes y se convierte en motivo de orgullo familiar.
Nuestras cárceles están al 140 por ciento de su capacidad. Esto nos sitúa entre los primeros países europeos, tan solo superados por Chipre e Italia, según un informe del Observatorio de la Delincuencia.
Protesta contra la reclusión de presos en Guantánamo. Actualmente, 172 personas se encuentran detenidas en la prisión.