Nuestras cárceles están al 140 por ciento de su capacidad. Esto nos sitúa entre los primeros países europeos, tan solo superados por Chipre e Italia, según un informe del Observatorio de la Delincuencia.
La delincuencia continúa siendo uno de los temas que mas preocupan a la opinión pública. Para realizar un correcto análisis de su evolución se creó el Observatorio de la Delincuencia (ODA). Entre sus principales objetivos encontramos la realización de estudios científicos sobre el fenómeno delictivo, actuar de fuente de información y convertirse en un centro de referencia en documentación especializada.
Dentro de las tareas del ODA se encuentra la realización de informes anuales que analizan la evolución y el desarrollo de distintos aspectos de la delincuencia. El último estudio publicado se centra en analizar la realidad penitenciaria española, con una comparación con el resto de países europeos junto a un análisis de la respuesta de la política penitenciaria a los cambios en el código penal.
Una de las primeras conclusiones presentadas por este trabajo es la existencia de importantes discrepancias entre las políticas criminales y penitenciarias. Las primeras se han centrado durante las dos últimas décadas en modelos punitivos, con una aplicación excesiva de la prisión preventiva y escasez de penas alternativas. Por su parte, las políticas penitenciarias, se han basado en la introducción de módulos de respeto y programas de tratamiento, así como, en un acercamiento de los presos al mundo exterior.
Estado de las prisiones
La consecuencia principal de estas incompatibilidades entre ambas políticas es la superpoblación de las prisiones. Tan solo superada por Chipre e Italia, España se sitúa entre los países con una de las mayores tasas de población de presos, alcanzando una media de ocupación superior al 140 por ciento.
Este dato se debe fundamentalmente a un endurecimiento del código penal, ya que, como informó el ODA en un anterior estudio, no existe un aumento de la delincuencia ni del número de entradas en prisión en los últimos años. Como nos comenta Elisa García, directora del ODA y responsable del informe titulado Realidad y política penitenciaria, “las características de nuestro sistema penal hacen fácil entrar en la prisión y muy difícil salir de ella”.
El alto número de presos internos no se correlaciona con un aumento del número de incidentes e intentos de motín o fuga, sino todo lo contrario. Los expertos consultados durante la elaboración del trabajo, afirman que este hecho puede deberse a que el clima mediterráneo y las prisiones abiertas que posee el sistema, no dan lugar a que se generen problemas. Además, según comenta la entrevistada, “la existencia de un sistema de premios y beneficios, está garantizando el buen comportamiento de los presos”.
Otro dato que arroja el análisis es que el porcentaje de presos extranjeros residentes en las cárceles españolas es del 36,5 por ciento, lo que nos sitúa a la cabeza de Europa. Según lo investigadores, “este dato no se debe a un aumento de la delincuencia de este colectivo sino al uso extendido de medidas cautelares” (el doble que en los presos españoles), debido al riesgo de fuga por sus escasas relaciones con la comunidad.
Hacia una nueva prisión
En el sistema penitenciario español existen diferentes estrategias que se centran, por un lado, en mejorar el clima de convivencia y de respeto entre los internos (módulos de respeto) y en atender las necesidades específicas de un determinado colectivo, como pueden ser por ejemplo, las unidades de madres.
La finalidad de los módulos de respeto es lograr un clima de buena convivencia entre los residentes del módulo, lo cual se intenta conseguir mediante la participación de estos en la vida, las tareas y las decisiones del módulo. La inclusión en él es voluntaria y lleva implícita la aceptación de las normas del departamento, que regulan aspectos personales, de cuidado del entorno y de relaciones interpersonales. Los expertos encuestados durante la investigación, se encuentran divididos entre aquellos que los defienden y aquellos que consideran que existe demasiado control.
Cambios necesarios
El buen trabajo en las prisiones españolas por parte de los responsables penitenciarios y la evidente fisura en el entendimiento entre las políticas criminal y penitenciaria son las principales conclusiones destacadas del informe.
En este sentido, los autores proponen la necesidad de un aumento en el seguimiento del apoyo a los presos tras la excarcelación y de las investigación sobre la percepción social del delincuente, ambas medidas, afirman los responsables, “ayudarán a una mejora de las estrategias de reinserción social”.