El telescopio de neutrinos IceCube, situado en la Antártida, ha informado de la detección de 28 neutrinos de alta energía que podrían tener su origen en fuentes cósmicas. Dos de ellos alcanzaron energías superiores a 1 petaelectronvoltio (PeV), miles de veces mayores que las de los neutrinos producidos en aceleradores de partículas. El hallazgo respalda la construcción de un telescopio similar en el hemisferio norte, el KM3NeT, un proyecto en el que participan científicos españoles.
El científico Carlos Pobes, un experto en detectores de partículas y bajas temperaturas que ha vuelto de la Antártida, se ha unido a la construcción de un sensor criogénico para el telescopio ATHENA+ de rayos X. El Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (Universidad de Zaragoza-CSIC) participa en este proyecto, una de las misiones candidatas para ser lanzada en 2028 por la Agencia Espacial Europea.
La investigación científica es un viaje hacia territorios desconocidos del conocimiento, pero a veces este reto intelectual se convierte también en una aventura vital. Esto es lo que supone participar en IceCube, un detector de neutrinos que, además de profundizar en las propiedades de esta misteriosa partícula, requiere pasar meses de aislamiento en plena Antártida, con temperaturas rondando los -70°C y en completa oscuridad. Es lo que está a punto de vivir el investigador Carlos Pobes, el primer español seleccionado para vivir el invierno antártico operando este experimento.