Un estudio con participación española, liderado por BirdLife International, señala al mar Mediterráneo y al mar Negro como las zonas del planeta en las que los petreles y las pardelas, uno de los grupos de aves marinas más amenazados, se enfrentan a un mayor riesgo de ingerir plásticos. Los resultados ponen de relieve la necesidad de mejorar la cooperación mundial para frenar este grave tipo de contaminación, cada vez más abundante.
Un rastreo de más de 5.000 aves procelariformes muestra que pasan casi la mitad de su tiempo en aguas internacionales, donde carecen de protección legal. Con la mitad de sus especies en peligro de extinción, los responsables del estudio reclaman un acuerdo de regulación global para conservar sus poblaciones.
La latitud es el principal factor que determina la concentración de contaminantes orgánicos en los petreles gigantes del océano Sur –especies emblemáticas de las regiones antártica y subantártica–, según la Universidad de Barcelona. El nuevo estudio analiza el impacto de los contaminantes orgánicos persistentes, compuestos tóxicos y de alta permanencia en el medio ambiente que se bioacumulan en los organismos, en las aves oceánicas presentes en un gradiente de áreas de diferente latitud en el océano Sur.