La extinción es definitiva, este es un hecho bastante poco rebatible. Sin embargo, un estudio con participación española, que ha secuenciado el genoma del oso de las cavernas (Ursus spelaeus), revela que parte de su ADN ha sobrevivido en el oso pardo actual. En el trabajo se han analizado restos hallados en la Cova Eirós (Galicia).
El oso cavernario que habitaba la península ibérica hasta hace 24.000 años volvía a la cueva donde nacía para hibernar y criar a sus cachorros. Este hábito jugó un papel importante en su extinción y explicaría, además, por qué hay un linaje genético exclusivo en cada una de las cavernas con restos de la especie.