Los juegos infantiles son fundamentales para el desarrollo de niños y niñas. Sin embargo, poco sabemos de estos objetos en las épocas prehistóricas. Margarita Sánchez Romero ha dedicado parte de su trabajo de investigación a visibilizar el papel de las mujeres y el mundo infantil de la prehistoria reciente, un campo desdibujado en la arqueología.
Dicen quienes saben de desarrollo infantil que lo que colocas en las manos de una niña o un niño define, en gran medida, la persona adulta que será. Por eso nos lo pensamos a la hora de elegir qué regalarles. Etólogos, neurocientíficos y expertos en aprendizaje temprano coinciden en que cuanto más simple y menos realista es un juguete, más favorece el desarrollo de habilidades cognitivas.
A los Ninjago, las peonzas BeyBlade o los muñecos Ksi-merito en las listas de deseos infantiles se unen nuevos juguetes con conexión a internet, cámaras, micrófonos y geolocalización. Son interactivos y pueden comprometer la seguridad y privacidad de los menores.
Jugar con la Game Boy, cuidar al Tamagochi, rebobinar la cinta de un casete con un boli o proyectar una película con el Cinexin eran acciones bien conocidas para las personas que hoy tienen más de 20 o 30 años. Las nuevas generaciones han sustituido esos ‘antiguos’ juguetes electrónicos por otros más modernos, pero sus usuarios siempre los guardarán en la memoria.
Caballos de madera, muñecas, sonajeros y pajarillos eran los cuatro juguetes más populares en la Edad Media, cuatro objetos que podemos encontrar hoy en día en la habitación del cualquier menor. Con el estudio de fuentes documentales, representaciones pictóricas y restos arqueológicos, una historiadora de la Universidad Complutense de Madrid ha reconstruido cómo se utilizaban estos juegos en aquella época. La clase social y si eran niños o niñas marcaba importantes diferencias.
Un sonajero, una torre de cubos, el juego de las espigas y una pelota, todos ellos con sensores incorporados, son los primeros juguetes diseñados en un proyecto en el que participa la Universidad de Alcalá. El objetivo es que sirvan de apoyo en la detección precoz de desfases en el desarrollo de niños pequeños.
A las construcciones, puzles, coches, peluches y muñecas se une desde hace unos años una nueva categoría de juegos que dicen fomentar el interés por las ciencias en niños y niñas. Sin embargo, aunque los juguetes STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, en sus siglas en inglés) están cada vez más solicitados, no hay evidencia científica que muestre que realmente estos impulsen más el interés por la ciencia que los juguetes clásicos y sencillos.
Los resultados de un estudio del Centro de Investigación del Juguete (AIJU) han demostrado las posibilidades de aplicación del "water printing" en la decoración personalizada de piezas 3D. Esta técnicapermitirá decorar multitud de productos con diversas formas geométricas y de modo eficiente y versátil. Además, con varias inmersiones, se puede conseguir 360° de cobertura de la superficie de la pieza a decorar, incluidas pequeñas ranuras que pueda tener el producto, con un buen registro.
Estos tratamientos permiten, utilizando tecnologías limpias, optimizar las prestaciones adhesivas, la solidez de pinturas y recubrimientos o la función de propiedades barrera como repelencia a líquidos en juguetes, plásticos y textiles.