El rápido calentamiento de los océanos y la acidificación oceánica afecta negativamente a los cocolitóferos, un grupo muy abundante de de fitoplancton cacificado que desempeña un papel importante en el ciclo biogeoquímico y en la regulación del clima del planeta. El nuevo estudio alerta que, como consecuencia, los procesos de regulación de las concentraciones de carbono en la atmósfera y los océanos también se verán perjudicados.
Los océanos son el hogar de innumerables y diversas especies marinas. Un nuevo estudio, publicado en la revista Nature y en el que participa el Centro de Investigaciones Marinas de la Xunta de Galicia, sugiere que el medio acuoso que nutre y protege la vida en el mar también puede promover la propagación de ciertos tipos de cáncer, tanto dentro como entre las especies.
Durante los últimos 50 años, el calentamiento en el Ártico ha sido rápido mientras que el océano Antártico se calentado poco o nada.
Cada mes llegan a la superficie de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico miles de toneladas de hidrocarburos aromáticos policíclicos, contaminantes procedentes del uso de combustibles fósiles, de incendios y de vertidos de petróleo. Así se desprende de las mediciones y experimentos realizados durante la expedición Malaspina. Estas concentraciones podrían afectar a largo plazo a los seres vivos oceánicos y la toxicidad podría generar alteraciones en la formación de aerosoles en la atmósfera marina.
Un millar de expediciones de investigación han servido para que un equipo de científicos publique en la revista Nature la distribución global de miles de especies de organismos de aspecto parecido a las estrellas de mar. Sus resultados ayudarán a sentar las bases para futuros esfuerzos de conservación del fondo del océano.
Durante cuatro semanas, la expedición científica a bordo del Royal Research Ship James Cook ha recogido muestras de polvo mineral desértico y hollín suspendido sobre el océano Atlántico. El objetivo de los investigadores ahora es analizar los procesos de transporte y deposición del polvo procedente del Sáhara y de incendios de África para conocer los efectos que genera su presencia en las zonas del planeta donde se deposita el polvo. Con estos datos, los científicos podrán reconstruir los cambios climáticos del pasado y predecir las tendencias del futuro.
Decenas de millones de tiburones que habitan el océano son atrapados por buques pesqueros cada año, sin embargo, la pesca de algunas especies como el tiburón oceánico (Carcharhinus longimanus) sigue sin ser regulada. Una investigación internacional ha localizado las zonas donde se superponen las mayores concentraciones de escualos y de buques de pesca.
Tiburón leopardo (Triakis semifasciata) seguido durante el estudio. / Kyle McBurnie
Poco se sabe sobre cómo los tiburones son capaces de trazar caminos rectos entre lugares distantes en el océano. Un nuevo estudio de investigadores estadounidenses apunta que el olfato puede contribuir a la navegación de los escualos, probablemente por su capacidad para detectar cambios químicos en el agua.
Parafraseando a un político gallego que decía “el país arde y nosotros discutimos de quién son las mangueras”, hoy se plantea la pregunta: ¿de quién es el Ártico? Ocho estados se dividen la soberanía de la cuenca ártica, un área de explotación de petróleo, gas y minerales. Los pueblos indígenas, castigados por las enfermedades y la violencia social, reclaman su gobernanza en la región del planeta más devastada por el cambio climático.