Tres años después de que el buque Hespérides regresara a España culminando la vuelta al mundo de la expedición Malaspina, los científicos tienen una idea cada vez más clara sobre cómo funciona el océano global y cuál es su estado de salud. En concreto, la entrada de contaminantes procedentes de la atmósfera no se limita a las zonas costeras, sino que se produce también en las zonas más remotas del planeta y ya ha empezado a afectar al ecosistema oceánico.
Un estudio internacional en el que participan científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha descubierto que una bacteria presente en los océanos, Dokdonia sp., utiliza la luz y fija hasta el 30% de su carbono a partir de CO2.
Una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha analizado el efecto de los protectores solares sobre el medio una vez liberados al mar. El estudio, publicado en la revista Environmental Science and Technology, recoge la potencialidad tóxica de estos productos para la vida marina.
Además de la ya conocida acumulación de basura plástica del Pacifico Norte, los científicos han comprobado la existencia de acumulaciones similares en el centro del Atlántico Norte, el Pacífico Sur, el Atlántico Sur y el Océano Indico. / CSIC
Un estudio liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha generado la primera base de datos de flujos de deposición atmosférica de hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs, por sus siglas en inglés) en el mar. Los resultados del trabajo, englobado dentro del proyecto Malaspina, han sido publicados en la revista Enviromental Science and Technology.
La Universidad de Oviedo acerca a pescadores, buceadores, estudiantes y público la realidad de las especies invasoras que pueblan el mar. La experiencia culminará con la creación de una red para la vigilancia medioambiental marina.
Un muestreo del fondo del mar, en el que han participado investigadores del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, demuestra que en algunos puntos del Mediterráneo y Atlántico se extrae más basura que biomasa.
Bajo la corteza helada del sur de Encélado, una de las lunas de Saturno, se extiende un océano de agua líquida. Así lo sugieren los gradientes gravitatorios del satélite captados por la nave Cassini, y presentados esta semana en la revista Science por investigadores de Italia y EE UU.
Con un stock estimado hasta ahora en 1.000 millones de toneladas, los peces mesopelágicos –que viven hasta unos 1000 metros de profundidad– dominan la biomasa total de peces en el océano. Sin embargo, un equipo de investigadores con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha descubierto que su abundancia podría ser al menos 10 veces superior.