Paisajes de nacimiento estelar, tórridas atmósferas exoplanetarias, una estrella agonizante, interacciones galácticas y la mejor vista infrarroja del universo lejano protagonizan la primera serie de imágenes del mayor telescopio espacial de la historia.
En cuestión de 20 años la nebulosa de la Mantarraya ha perdido brillo y cambiado de forma, según las observaciones del telescopio espacial Hubble. Los bruscos cambios de temperatura sufridos por su estrella central parecen estar detrás de este inédito y rápido deterioro.
Para conmemorar las tres décadas de descubrimientos del telescopio Hubble desde que fue lanzado en 1990, los responsables del proyecto han ofrecido uno de los ejemplos más fotogénicos de las muchas incubadoras estelares que ha contemplado este observatorio espacial: dos nebulosas vecinas en la Gran Nube de Magallanes.
El análisis de la nebulosa de la Pipa, una región de formación estelar muy temprana, ha permitido confirmar que la densidad de los núcleos preestelares determina la geometría que tendrán luego los cúmulos de estrellas, que se segregan en el espacio según su masa. Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía lideran este estudio internacional.
La nebulosa Trífida es un conocido complejo de estrellas jóvenes, algunas aún ocultas entre la nube de gas y polvo de la que nacieron. Un nuevo estudio, que emplea datos infrarrojos del Observatorio de Calar Alto (Almería), arroja nueva luz sobre este intrincado vivero de formación de estrellas nacidas en varias épocas a lo largo de los últimos 300.000 años.
Parte de la nebulosa Saco de Carbón. / ESO
Hace dos décadas el telescopio espacial Hubble captó su famosa imagen de los Pilares de la Creación, colosales columnas polvorientas de la Nebulosa del Águila. Ahora los astrónomos han generado su imagen tridimensional gracias a un instrumento del Observatorio Europeo Austral, en Chile. Los nuevos estudios sugieren que sería más acertado apodar a estas icónicas estructuras como 'los pilares de la destrucción', ya que acabarán evaporándose en tres millones de años.
VISTA mira a través de la Vía Láctea. / ESO
El ión OH+, esencial para la formación de agua, se encuentra en los ardientes restos de estrellas de tipo solar en sus últimas etapas. Dos trabajos han sacado a la luz este hallazgo, uno de ellos liderado por un miembro de ASTROMOL y llevado a cabo con datos del telescopio espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea.