El grupo de “Electroforesis capilar con detección dual” del Departamento de Química Analítica y Análisis Instrumental de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha trabajado en el diseño de una nueva interfase para detección electroquímica, especialmente adecuada para ser acoplada a equipos comerciales de electroforesis capilar y que facilitará el empleo de este modo de detección de gran sensibilidad en análisis de rutina, al utilizar electrodos serigrafiados comerciales.
José María Alameda Maestro coordina el grupo de investigación de láminas delgadas y nanoestructuras magnéticas ordenadas de la Universidad de Oviedo. Su amplia experiencia no le resta empuje para nuevas aventuras: este mes ha organizado en la capital asturiana la novena edición del Congreso Tendencias en Nanotecnología, al que han acudido más de 300 congresistas de veinte países. Con la conversación ágil de quien está acostumbrado a la reflexión, Alameda valora el rumbo de la investigación en nanotecnología y ofrece algunas claves para mejorar la innovación de las empresas españolas.
José María Alameda Maestro. Fotografía: FICYT
El grupo de investigación dirigido por Félix Zamora, del Departamento de Química Inorgánica de la Universidad Autónoma de Madrid, en colaboración con el grupo de Julio Gómez del Departamento de Física de la Materia Condensada, pretende organizar polímeros inorgánicos conductores en superficies, con el fin de preparar nanocircutos basados en estas moléculas. En un trabajo publicado por este grupo, se han aislado y caracterizado morfológica y espectroscópicamente en superficie estas moléculas confirmando que mantienen su integridad estructural respecto al material de partida después de procesarlas.
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Instituto Catalán de Nanotecnología han construido el primer nanomotor que se mueve por diferencias de temperatura. Se trata de un nanotubo de carbono capaz de desplazar cargas y de girar como un motor convencional, pero un millón de veces más pequeño que el agujero de una aguja. La investigación abre las puertas a la creación de nuevos dispositivos nanométricos capaces de llevar a cabo tareas mecánicas con futuras aplicaciones en ámbitos como la biomedicina o los nuevos materiales.