Los riñones humanos fabricados mediante impresora 3D son un ejemplo actual de la biología sintética y la ingeniería de tejidos, disciplinas que se basan en imitar órganos y funciones ya existentes. Pero, ¿podrían crearse nuevos órganos que mejoren estas funciones? Científicos de la Universidad Pompeu Fabra han evaluado estos límites y definen un morfoespacio que contempla todas las formas y funciones biológicas posibles para organizar el universo de órganos naturales y artificiales. El estudio revela un espacio vacío en su interior que supondría un amplio abanico de posibilidades biológicas inexploradas por la evolución.