Un estudio genómico con participación española arroja luz sobre las rutas de dispersión de las lenguas indoeuropeas, la familia de lenguas más grande del mundo. El trabajo, que desentraña el complejo patrón de migraciones que han conformado la diversidad genética de Asia central y del subcontinente indio, revela que los pueblos de las estepas entre el Mar Caspio y el Mar Negro extendieron las lenguas a Asia.
En sus primeras migraciones fuera de África, el Homo sapiens pasó también por Arabia Saudí antes de continuar su viaje. Así lo revela el hallazgo de un dedo fósil de unos 90.000 años que representa el hueso de humano moderno más antiguo descubierto fuera de África y el Corredor Levantino. El estudio sitúa además la península arábiga, que estaba cubierta por pastizales, en una posición clave para comprender nuestros orígenes y la expansión hacia el resto del mundo.
A lo largo de su historia, el Homo sapiens se mezcló con otras especies o grupos de humanos como los neandertales y los denisovanos. Prueba de ello es que algunos pueblos de Oceanía tienen en la actualidad cerca de un 5% de ADN denisovano. Pero no son los únicos. Un nuevo estudio revela que los habitantes del este asiático tuvieron su propio cruce con estos humanos arcaicos de los que aún sabemos muy poco.
Un estudio en el que participa la Universidad de Granada ha determinado que gran parte del origen genético de la población de la península ibérica se debe a la influencia de una ruta migratoria prehistóricaprocedente de la actual Turquía, que llegó hace menos de 8.000 años desde el norte del Mediterráneo.
El bagre dorado, uno de los peces más comercializados en el río Amazonas, bate el récord en recorrer las distancias más largas del mundo en agua dulce. Un estudio demuestra por primera vez que este pez, protagonista de nuestro #Cienciaalobestia, realiza un total de 11.600 kilómetros a lo largo de toda su vida, atravesando casi todo el ancho de América del Sur.
Un estudio de más de 20 años llevado a cabo por el Museo Nacional de Ciencias Naturales y la Universidad Complutense de Madrid indica que los tendidos eléctricos tienen un alto impacto negativo en la migración de especies como la avutarda (Otis tarda). El riesgo de morir por colisión con los cables es tres veces mayor en los machos que migran, que en los que son sedentarios, y la proporción de machos sedentarios ha pasado del 17% en 1997 al 45% en 2016.
La primera secuenciación del genoma antiguo de un africano, hallado en 2012 en una cueva de Etiopía, revela que hace unos 4.000 años se produjo una migración desde el oeste de Eurasia hacia África. Estos movimientos de los pobladores de Oriente Próximo de vuelta al continente africano influyeron más de lo que se pensaba en el ADN de los africanos modernos, que en la actualidad cuentan con al menos un 5% de genoma euroasiático. En el este de África la cifra asciende al 30%.
Científicos del Instituto Español de Oceanografía y de las universidades de Valencia, Málaga, Cagliari, Sassari y Estambul han publicado recientemente tres trabajos sobre el uso de los parásitos como marcadores naturales de la biología y ecología de peces de interés comercial. Estos innovadores estudios han permitido conocer la historia evolutiva de la caballa y tres de sus parientes, mejorar los conocimientos sobre las migraciones del atún rojo en el Mediterráneo o saber algo más acerca de la dieta de la melva.
La hipótesis tradicional más aceptada apunta a que los primeros pobladores de América fueron los clovis, un pueblo de cazadores que debió de llegar al continente hace aproximadamente 13.000 años desde el nordeste de Asia, a través del estrecho de Bering, y que se expandió por todo el territorio americano. Un nuevo estudio sobre genética de poblaciones nativas del continente americano aporta evidencias científicas para reformular el modelo tradicional y definir escenarios alternativos para el poblamiento de América.
Un equipo de investigadores del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales y del Museo de Ciencias Naturales de Granollers, en colaboración con otros científicos europeos, ha descubierto que la mariposa de los cardos es capaz de desplazarse anualmente hasta 6.500 km, gracias a un ciclo migrador que utiliza los vientos favorables a gran altura. Por primera vez se demuestra que la especie es capaz de volver a África en otoño, como hacen también las aves migratorias, cerrando así un ciclo migratorio continuo.