Un equipo internacional de investigadores, con participación española, ha descubierto luz confinada a escala nanométrica propagándose en determinadas direcciones de un material bidimensional: el trióxido de molibdeno. Además esta ‘nanoluz’ presenta un tiempo de vida excepcionalmente largo, lo que favorece su aplicación en el procesado de señales, la detección óptica y el control del calor en la nanoescala.
No es habitual que un científico español entre a formar parte de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, pero este mes lo ha conseguido Francisco Guinea. Este físico del instituto IMDEA Nanociencia investiga cómo modificar el grafeno y otros materiales bidimensionales para mejorar sus ya de por sí excepcionales propiedades.
Con la ayuda de la luz del sincrotrón ALBA, cerca de Barcelona, un grupo de investigadores europeos ha demostrado que el mineral franckeita actúa de forma natural como un material bidimensional semiconductor. El avance podría tener aplicaciones en en el desarrollo de fotodetectores o celdas solares.
Un equipo internacional liderado desde la Universidad Autónoma de Madrid e IMDEA Nanociencia ha innovado un proceso de preparación limpio de antimoneno, un compuesto formado por átomos de antimonio. El resultado es un nuevo material que supera algunos de los problemas de los materiales bidimensionales actuales.
Los materiales bidimensionales son buenos candidatos para revolucionar el mundo de la electrónica hacia dispositivos transparentes y flexibles. Científicos de la Universidad Autónoma de Madrid y el IMDEA han desarrollado un método muy sencillo para sintetizar trióxido de molibdeno, un material 2D flexible y transparente, a escala de centímetros y emplearlo en sensores de radiación ultravioleta y fotodetectores autoalimentados.