¿Qué pasaría si un grupo de elefantes o rinocerontes salvajes campasen en la actualidad por el continente europeo? Esta es la propuesta de un grupo internacional de investigadores que ha estudiado la composición del paisaje del período interglacial anterior al actual –hace entre 132.000 a 110.000 años– en Europa. Su investigación muestra que el paisaje prehistórico era un mosaico variado de bosques estructurados por los grandes mamíferos.
Un equipo internacional de científicos destaca en un estudio la desatención que sufre el Sahara en la conservación de su biodiversidad. Como consecuencia han desaparecido algunas especies emblemáticas –como el orix de cuernos de cimitarra– y otras están al borde de la extinción –el adax, el guepardo y la gacela dama–. El trabajo afirma, además, que el resto de ungulados y grandes carnívoros del Sahara y Sahel han pedido más del 70% de su área de distribución original.
La evolución de rasgos similares en diferentes especies, un proceso conocido como evolución convergente, está muy extendido a nivel biofísico y genético. Un análisis de la ecolocación animal en diferentes especies, dirigido por la Universidad Queen Mary de Londres, revela que los murciélagos y los delfines poseen similitudes genéticas.
El olinguito (Bassaricyon neblina) descubierto en los bosques de Ecuador. / Mark Gurney.
Un equipo de científicos ha descubierto en China un fósil de 160 millones de años perteneciente a una nueva especie de roedor extinto que representaría el antepasado más antiguo de los mamíferos multituberculados. Este prehistórico 'roedor' pudo haber sentado las bases para la vida en los árboles.
La respuesta de los mamíferos frente a los cambios climáticos bruscos difiere en función de sus características ecológicas y, en particular, de su grado de especialización o adaptación a unas condiciones muy concretas. Esta conclusión se recoge en un trabajo en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que analiza los cambios ecológicos en las poblaciones de roedores de la Península Ibérica durante los últimos cinco millones de años.
Una pequeña criatura de cola peluda que vivió después de la extinción de los dinosaurios no aviares, en el límite del Cretácico y el Paleógeno, pudo ser el antepasado común de los mamíferos placentarios, según un estudio que publica la revista Science. Hasta ahora se creía que los primeros mamíferos de esta clase se originaron durante el Mesozoico.
Aquellos mamíferos que tienen una mayor variabilidad en su historia vital, ecología y comportamiento son menos vulnerables frente a la extinción. Estas son las conclusiones de una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que ha sido portada del número de febrero de la revista Ecology Letters.
El hallazgo en China de un fósil de 160 millones de años, bautizado como Juramaia, sugiere que la división evolutiva entre los mamíferos placentarios y los marsupiales tuvo que haber ocurrido, por lo menos, 35 millones de años antes de lo que se pensaba hasta el momento.
Un estudio internacional revela que los cerebros de los primeros mamíferos evolucionaron para tener unos sentidos del olfato y del tacto más sofisticados. Los investigadores analizaron los fósiles de dos especies con más de 190 millones de años y observaron que las áreas del cerebro que controlan estos sentidos experimentaron un crecimiento más avanzado que el resto de zonas.