La fermentación maloláctica es una parte clave del proceso de fabricación de la sidra, ya que reduce la acidez. El ácido málico, componente común en la fruta, sufre una transformación química, y se convierte en ácido láctico. En el caso de la sidra natural vasca (al contrario que con el vino), después de dicho proceso no se suele realizar ningún tratamiento de estabilización microbiológica. Por consiguiente, las bacterias lácticas se convierten en la microbiota dominante. Algunas de estas bacterias originan alteraciones que pueden afectar a las propiedades de la sidra.