Un informe del Instituto Español de Oceanografía señala a la incesante entrada de fertilizantes procedentes de la agricultura intensiva y otras actividades humanas en el entorno ribereño como el motivo de la crisis de la laguna salada.
Un año después del dramático episodio de eutrofización que tiñó las aguas del Mar Menor de un verde intenso e hizo evidente el deterioro de la laguna salada, multitud de científicos de diversos campos trabajan para hallar las soluciones para su recuperación. El frágil ecosistema lagunar se sostiene sobre la cuerda floja y, aunque sus aguas lucen menos turbias que el verano pasado, los expertos no descartan un nuevo proceso de proliferación de fitoplancton.