Investigadores del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación han analizado in vitro la capacidad potencial para degradar la lactosa de un preparado comercial a base de probióticos y enzimas digestivas. Los resultados indican que puede ayudar a hidrolizar la lactosa de yogures y otros alimentos lácteos.
Un compuesto presente en la leche materna, llamado factor de crecimiento fibroblástico 21 (FGF21), desempeña un papel clave en la absorción de nutrientes y la regulación de la función intestinal de los recién nacidos. Asimismo, contribuye a mejorar su crecimiento durante las primeras semanas de vida, así como su perfil metabólico, según un estudio publicado en la revista Scientific Reports.
Un nuevo estudio basado en el análisis de restos de ADN humano localizado en Atapuerca sugiere que las hambrunas obligaron a los habitantes de la Edad de Bronce de la península ibérica a tomar leche y derivados para subsistir. Es una nueva explicación para el origen de la tolerancia a la lactosa de los europeos. Hasta ahora se consideraba la necesidad de tomar vitamina D para asimilar el calcio como única teoría que explicaba esta tolerancia.