Investigadores del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación han analizado in vitro la capacidad potencial para degradar la lactosa de un preparado comercial a base de probióticos y enzimas digestivas. Los resultados indican que puede ayudar a hidrolizar la lactosa de yogures y otros alimentos lácteos.
Es conocido que la mala absorción de lactosa genera diversos efectos adversos en el organismo. Ahora, científicos del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL, un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de la Universidad Autónoma de Madrid) han determinado en condiciones in vitro la capacidad de un preparado comercial para degradar la lactosa.
En concreto, el trabajo evaluó la potencial aplicación del preparado comercial –consistente en una mezcla de enzimas digestivas (proteasa, lactasa, lipasa y amilasa) y probióticos termoestables y resistentes a las condiciones del estómago (los microorganismos Lactobacillus gasseri, Bifidobacterium bifidum y Bifidobacterium longum)– en la hidrólisis de la lactosa presente tanto en alimentos (leche y yogures) como en disoluciones de este carbohidrato.
Según los resultados, publicados en la revsita Food and Function, la caracterización enzimática de la formulación comercial mostró una actividad lactasa (procedente de Aspergillus oryzae) aproximadamente 20 y 170 veces mayor que las actividades maltasa y sacarasa, respectivamente. La susceptibilidad de la lactosa para ser hidrolizada empleando la formulación indicada según las recomendaciones del fabricante, se evaluó mediante la digestión in vitro de disoluciones de lactosa de diferente concentración. Tras dos horas de digestión, los valores más altos de hidrólisis de la lactosa se asociaron a las mayores dosis del preparado comercial, alcanzándose, en algunos casos, resultados superiores al 90%.
La digestión in vitro de productos lácteos comerciales con el preparado enzimático mostró una hidrólisis muy elevada en el caso del yogurt (hasta 91 %), donde las condiciones son más favorables para la actuación de la lactasa; además, la presencia de bacterias propias del yogurt pueden contribuir a la degradación de la lactosa. Por otro lado, la lactosa presente en la leche se degradó de una forma más moderada (55-60 %), siendo superior en el caso de la leche desnatada debido al efecto matriz del sustrato.
En suma, los resultados obtenidos demostraron que el preparado comercial estudiado podría resultar adecuado para hidrolizar la lactosa presente en los productos comerciales analizados, asegurando una ingesta de lactosa inferior al límite a partir del cual se pueden producir efectos adversos (aproximadamente 12 g/día según la EFSA, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) en individuos con una cierta intolerancia.
Intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa es un problema común que resulta de la deficiencia de la enzima necesaria para su degradación (β-galactosidasa o lactasa). La actividad de esta enzima, que se encuentra casi siempre presente en recién nacidos, disminuye a medida que crecemos y cesa el consumo de productos lácteos.
La lactosa que no puede ser hidrolizada ni absorbida llega al intestino grueso donde es fermentada por la microbiota, causando espasmos abdominales, hinchazón, flatulencia y diarrea. Actualmente, el 70% de la población mundial presenta intolerancia a la lactosa, llegando a alcanzar el 100% en determinadas zonas geográficas. En el caso de España, recientemente se ha mostrado que la intolerancia a la lactosa puede afectar a más del 30% de la población, dato que puede ir creciendo dada la tendencia actual de abandonar el consumo de leche y productos lácteos.
Para paliar la intolerancia a la lactosa existen diferentes estrategias que se centran principalmente en la restricción de alimentos con un elevado contenido en lactosa o la sustitución por alimentos libres en lactosa. La implementación en la dieta de formulaciones digestivas con lactasas procedentes de microorganismos o con bacterias que presenten actividad lactasa, se ha sugerido también como un método eficaz para sobrellevar esta complicación. En este sentido, la EFSA indicó que existe una clara relación entre la ingesta de lactasas externas y la degradación de lactosa en pacientes con malabsorción sintomática.
Referencia bibliográfica:
Ferreira-Lazarte, A., Moreno, F. J., & Villamiel, M. (2018). Application of a commercial digestive supplement formulated with enzymes and probiotics in lactase non-persistence management. Food & Function. DOI: 10.1039/C8FO01091A
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