Un nuevo estudio realizado en ratones muestra que cuando falta una proteína (codificada por el gen PRG-1) que se encuentra sólo en el cerebro, las señales neuronales “se vuelven locas”, y producen en los animales ataques epilépticos. Los resultados, publicados en el último número de la revista Cell, revelan un importante mecanismo de ajuste para la función cerebral.