El uso abusivo de las redes sociales —sobre todo entre los más jóvenes—, la autoexigencia personal o la falta de estrategias para afrontar el estrés, son algunos de los factores que pueden desembocar en una depresión. El psiquiatra José M. Montes advierte de la necesidad de mejorar el acceso al tratamiento de esta enfermedad, cada vez más prevalente.
Hasta ahora, la ketamina se ha utilizado como tranquilizante para caballos o droga alucinógena, pero desde hace unos años la literatura científica le otorga un potencial terapéutico para la depresión grave a pesar de sus riesgos: la adicción y la psicosis. En casos específicos, los expertos hablan de una cura ‘psicoactiva’. Un nuevo estudio confirma ahora la acción rápida de esta sustancia en estados depresivos y suicidas.
La ketamina y otros anestésicos similares tienen un efecto antidepresivo de acción rápida gracias a la síntesis del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés). Así lo indica un nuevo estudio, realizado en ratones y publicado esta semana en la revista Nature, que abre una nueva vía para el tratamiento drástico de la depresión severa.