El primer atlas mundial de hongos patógenos de las plantas ha permitido identificar regiones de Asia, América, África y Australia con mayor proporción de estos microorganismos. El estudio demuestra que la prevalencia de los microbios incrementará con el cambio global, lo que podría afectar a nuestra capacidad para producir alimentos en el futuro.
El estudio de hongos recolectados en Brasil, México y Tanzania y la comparación de especímenes de colecciones han permitido identificar tres nuevas especies de hongos ‘jaula’ y confirmar otras dos al género Blumenavia, que no solo destacan por sus características morfológicas, sino también por la forma en la que se dispersan sus esporas.
Desde hace 60 millones de años, un tipo de hormigas, de la tribu de los atinos, cultiva hongos, de los que luego se alimentan. Los científicos se centran en entender ahora cómo estos insectos, protagonistas de #Cienciaalobestia, emplean agentes antimicrobianos producidos por ciertas bacterias para proteger sus cultivos de otros hongos parásitos.
Un nuevo estudio permite comprender mejor las preferencias ambientales y distribución global de los hongos dominantes en los suelos del planeta. Estos organismos juegan un papel clave como descomponedores de la materia orgánica en los ecosistemas naturales y agrícolas, siendo imprescindibles para el mantenimiento de la fertilidad del suelo.
Más de 200 científicos han recopilado datos de más de un millón de bosques, con un total de 28.000 especies de árboles. Los datos estarán disponibles y permitirán incorporar las simbiosis arbóreas en los estudios sobre cambio climático.
Una investigación de varios centros españoles demuestran que las plantas pueden ser biofactorias de antifúngicos que permiten su producción de manera sostenible, segura y económica. El estudio podría tener un gran impacto en el sector agroalimentario y farmacéutico, según sus autores.
Un equipo internacional de investigadores con participación española ha revelado el proceso por el que un hongo emite luz. Según el estudio, a partir de sus genes se podrían iluminar a otros organismos en el laboratorio.
Algunos cultivos importantes, como el trigo y la cebada, se ven atacados por toxinas liberadas por hongos de diferentes géneros y la única solución es emplear pesticidas para combatirlos. Ahora, una investigación ha permitido secuenciar el genoma de los 20 hongos más destacados y ver qué genes los hacen más virulentos. Con esta información, los científicos esperan seleccionar en un futuro los menos problemáticos para que desplacen a los más perjudiciales, de manera que pudiera reducirse el uso de fitosanitarios.
El análisis de los restos de un yacimiento de Girona ha desvelado que sus antiguos habitantes utilizaban hongos como yesca para encender o transportar el fuego hace 7.300 años. El hallazgo supone una de las evidencias más antiguas del uso tecnológico de estos organismos. La investigación también ha permitido documentar seis especies de hongos y contabilizar un total de hasta 86 restos, algunos de ellos completos.
El uso de fármacos inhibidores de las proteínas p38γ y p38δ podrían servir como estrategia contra la candidiasis sistémica por Candida albicans, que afecta cada años a miles de personas en todo el mundo. La deficiencia de ambas aumenta la eficiencia de las células del sistema inmune innato contra dicha infección, según un modelo probado en ratones. Además, reduce la inflamación exacerbada que produce daños en los órganos del paciente.