Seguir una dieta mediterránea tradicional puede reducir el consumo hídrico, un descenso que podría llegar hasta la mitad si esta dieta fuera vegetariana. Es una de las conclusiones de una investigación internacional en la que participa la Universidad Complutense de Madrid, y con la que se han analizado las pautas de consumo y alimentación de los ciudadanos de 13 ciudades europeas.