Un equipo de las universidades Autónoma de Barcelona y de Harvard (EE UU) ha logrado excitar con luz las neuronas de la amígdala cerebral que juegan un papel crucial en los recuerdos relacionados con el peligro. Según los autores, la investigación abre la puerta a nuevas dianas terapéuticas en el tratamiento de las fobias, el trastorno obsesivo-compulsivo o el de estrés postraumático.
Un trabajo liderado por investigadores de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona identifica el papel de las orexinas en los trastornos de ansiedad. Las orexinas están críticamente involucradas en los mecanismos neurales que intervienen en la formación de la memoria emocional en situaciones de miedo.
Puede suceder tras un comentario comprometedor, cuando dos miradas se cruzan o porque sí. El sistema nervioso simpático se hiperactiva. El corazón se acelera, el calor inunda la cara y llega hasta las orejas. Ahí está el rubor facial, expresión incontrolable, imposible de fingir y sin equivalente en otros animales. Algunas personas desarrollan tal fobia a ponerse coloradas que les condiciona la vida; pero se puede operar.
Un estudio de la Universidad de Uppsala en Suecia muestra que, si se interfiere en la memoria del miedo en el momento justo y estos recuerdos son recientes, se puede debilitar su impacto en el cerebro. Este hallazgo ya se había probado en ratones.
El grupo de investigación del Laboratorio de Psicología i Tecnología (LABPSITEC) de la Universitat Jaume I, en Castellón, ha desarrollado un nuevo sistema para el tratamiento de la fobia a las arañas y cucarachas.
La risa es una expresión emocional innata en los seres humanos. Por ello, reírse de los demás también es considerado un fenómeno universal. Sin embargo, para algunas personas, el hecho de que se rían de ellas les produce un miedo que puede llegar a dificultar enormemente su vida social. Es lo que se conoce como gelotofobia, un trastorno que afecta por igual a todas las culturas.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Elche y la Universidad de Murcia presenta una clasificación inédita de los subtipos de fobia social que se dan en la adolescencia. Hasta ahora, existía cierto consenso sobre la existencia de dos subtipos de este trastorno: la fobia social generalizada y la no generalizada.