Científicos del El Instituto de Biomedicina de Valencia, del CSIC, han descrito un sistema que permite a los los virus de las bacterias alternar entre multiplicarse o la latencia, y que se relaciona con su capacidad de comunicación.
Este bioquímico británico ganó el Premio Nobel de Química en 2018 por sus investigaciones con la técnica de presentación de fagos (phague display). Su trabajo se basa en replicar las condiciones que hacen evolucionar a los seres vivos para crear anticuerpos eficaces en la detección y destrucción de patógenos o células tumorales.
Para hacer posible en el futuro la sustitución de antibióticos por virus que maten a las bacterias, en el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (CNB) estudian las proteínas que permiten a esos virus bacteriófagos anclarse sobre la superficie de las bacterias. Investigadores de este centro acaban de publicar en la revista PNAS un avance que desvela la estructura de una de estas proteínas.
El papel de los bacteriófagos o fagos —virus que infectan a las bacterias— podría ser clave en la transferencia de genes de resistencia a los antibióticos entre bacterias, puesto que este proceso puede favorecer la aparición de cepas de bacterias resistentes en el entorno natural. Esta es una de las principales conclusiones del artículo publicado en la revista Antimicrobial Agents and Chemotherapy, firmado por el grupo de investigación consolidado Microbiología de Aguas Relacionada con la Salud (MARS), del Departamento de Microbiología de la Facultad de Biología de la UB.