Las espinacas forman parte de una dieta sana y los productores muestran interés por mejorar su cultivo dentro de los nuevos parámetros que impone la Unión Europea, cuyo objetivo es sustituir paulatinamente los abonos químicos por biofertilizantes. Conscientes de estas demandas, investigadores de la Universidad de Salamanca han identificado que la bacteria Rhizobium laguerreae mejora la producción, la calidad nutricional y el aspecto de las espinacas.