Investigadores de la Universidad Pompeu Fabra han detectado en la superficie del esperma de buey 58 proteínas capaces de unirse a moléculas de azúcar presentes en la superficie de los óvulos e implicadas en el proceso de fertilización. Las proteínas detectadas en el estudio son muy parecidas a las de los espermatozoides humanos y su descubrimiento podría utilizarse para desarrollar futuras vacunas para el control de la fertilidad.
Los sistemas reproductivos de las hembras de cerdo reconocen si un espermatozoide engendrará un macho o una hembra antes de la fecundación. Además, sus trompas de Falopio tienen la capacidad de cambiar su respuesta en consecuencia, según un estudio en el que participan investigadores de la Universidad de Murcia.
El equipo dirigido por el Dr. Manel Esteller, investigador del IDIBELL, ha elaborado el primer mapa epigenético del ADN de los espermatozoides humanos y de sus posibles alteraciones en enfermedades. Hallazgo publicado simultáneamente esta semana en dos artículos científicos en la revista PLOS One.
Un estudio internacional, publicado en la revista Nature Genetics, revela que las mutaciones de novo (errores genéticos presentes en un paciente, pero no en sus padres) son más frecuentes en las personas con esquizofrenia que en los individuos sanos.
Un grupo de investigadores españoles que estudiaban la mejora del tratamiento de la fertilidad en el ciervo rojo con el empleo de diferentes antioxidantes se han topado con un hallazgo novedoso que puede abrir las puertas a nuevos avances científicos en el campo de la reproducción asistida. Una de las substancias empleadas, un antioxidante procedente del azafrán denominado crocina, favorece la movilidad de los espermatozoides en un grado superior a la que propician otras moléculas con las mismas características, como las de la vitamina E.
Un trabajo conjunto de las universidades de Castilla-La Mancha y León dirigido a comprobar si un sensor era óptimo para evaluar las técnicas que se emplean en preservación seminal ha conseguido unos resultados inesperados, útiles para comprobar la calidad de una muestra de esperma. El sensor, que mide la acidez de una parte del espermatozoide importante en la fertilización del óvulo, no pasó la prueba a la que fue sometido, pero puede tener otro destino más amplio: saber si el gameto está vivo o no.
En el trabajo realizado en la Unidad de Genética del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid, se describe un nuevo método para evaluar la fragmentación del ADN del espermatozoide humano. Esta técnica podría tener importantes aplicaciones en el campo de la fertilidad humana y la patología andrológica.