Llegas a casa después de un largo día de trabajo en el que las cosas no han ido del todo bien y tu perro no viene a saludarte. No te preocupes, es posible que haya percibido tu enfado. Por primera vez, un experimento prueba que los canes diferencian entre las expresiones emocionales de los rostros humanos, en concreto, discriminan entre las caras de alegría y enfado. Ningún otro animal ha demostrado una capacidad como esta.
Investigadores españoles han estudiado el grado de precisión que tienen los adultos para reconocer la emoción que provoca el llanto en los bebés. El movimiento de los ojos y la dinámica del llanto son claves en su reconocimiento.
La irritación que provocan determinadas experiencias personales o hechos externos es una respuesta natural del ser humano. Sin embargo, una canalización inadecuada puede afectar a la salud cardiovascular. Investigadoras de la UNED han descubierto que las mujeres que reprimen la ira sufren más problemas cardiovasculares que las que la expresan o la controlan.
Ante la ira, aumenta la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y la producción de testosterona, disminuye el cortisol (la hormona del estrés), y el hemisferio izquierdo del cerebro se activa más. Así lo indica una nueva investigación liderada por científicos de la Universidad de Valencia (UV) que analiza los cambios en la respuesta cardiovascular, hormonal y de activación asimétrica del cerebro cuando nos enfadamos.
La ira provoca cambios en el estado de ánimo, aumenta la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y la testosterona y disminuye el cortisol.