Saber cultivar alimentos y potabilizar agua son conocimientos que ya ningún urbanita aprende, pero que pueden volver a ser indispensables ante las crisis ecológicas que se avecinan. Un grupo de investigadores, liderado por Erik Assadourian, quiere convertir las escuelas en agentes de transformación social, política, económica y cultural. Sus propuestas van desde utilizar los parques de la ciudad para dar clases, hasta un reality de millennials granjeros.