El fallecimiento hace unos días de Andrea, la niña de Santiago con una enfermedad neurodegenerativa irreversible cuyos padres solicitaron una muerte digna, ha reabierto el debate sobre el derecho a terminar los días sin sufrimiento. Hablar de muerte digna equivale, en muchos casos, a hacerlo de medicina digna.
En la presentación de la jornada Atención al final de la vida desde una perspectiva humana, médica y jurídica, expertos en cuidados paliativos han vuelto a proclamar la necesidad de desarrollar una ley que garantice el tratamiento adecuado a toda la ciudadanía.
Cerca de 100 personas se dieron cita este viernes en las Escuelas Pías de la UNED (Madrid) para disfrutar del cine fórum Las invasiones bárbaras. Los asistentes eligieron este plan para arrancar el fin de semana y debatieron sobre cuidados paliativos, eutanasia o incluso el sentido de la vida con diferentes expertos.
La Ley de muerte digna sigue avanzando. Después de que el Consejo de Ministros haya aprobado este viernes su remisión a las Cortes, ahora es el turno de los parlamentarios. La principal novedad del proyecto respecto al texto anterior se basa en los medicamentos con estupefacientes: el Ejecutivo tendrá que potenciar medidas para que los enfermos terminales o en fase de agonía puedan ser tratados con ellos.
El Consejo de Ministros ha recibido hoy un informe de la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, sobre el anteproyecto de la conocida como ‘ley de muerte digna’. El objetivo de la norma es proteger la dignidad de los enfermos en fase terminal o de agonía y garantizar el respeto a su voluntad en ese proceso.