Hace unos 20.000 años, una habitante de la cueva de Denisova (Rusia) llevó un diente de ciervo como adorno. El descubrimiento se ha realizado gracias a un nuevo método no destructivo de extracción de ADN con el que, a partir de ahora, se podrán relacionar los registros genéticos y culturales en la arqueología prehistórica.
Un equipo internacional de científicos, con participación del Instituto Catalán de Paleocología Humana y Evolución Social, ha recuperado datos genéticos de un Stephanorhinus de hace 1,7 millones de años, los más antiguos registrados hasta el momento. El hallazgo abre un nuevo capítulo para saber la relación entre especies extinguidas y el proceso hasta los humanos modernos, entre otros aspectos.
Desde hace unos años, existe un creciente interés médico en corregir el contacto imperfecto de los dientes para evitar así problemas como dolor mandibular, diastemas o apiñamiento. Ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores españoles concluye que la oclusión dental se relaciona también con el control de la postura y el equilibrio.
Expertos de la Universidad de Sevilla han liderado una investigación con nuevos materiales que optimicen el desarrollo de membranas biodegradables y reabsorbibles por el cuerpo humano capaces de favorecer la regeneración ósea. Los resultados aparecen publicados en el Journal of Dentistry.
Saber si la cultura protoauriñaciense pertenecía a los neandertales o a los humanos modernos, y si dio lugar a la posterior auriñaciense, era hasta ahora motivo de debate científico. Los restos de dentaduras de dos yacimientos diferentes en Italia sugieren que fueron los humanos modernos sus responsables. Los artefactos de esta cultura se asocian con la llegada del Homo sapiens al oeste de Europa.
Nature Genetics publica una investigación que ha desarrollado una nueva metodología capaz, por primera vez, de describir la flora dental en una población arqueológica. Con este hallazgo se abre la puerta a la aplicación de esta técnica para facilitar la comprensión de la historia evolutiva humana.
Paleontólogos de la Fundación Dinópolis y de la Universidad de Colorado, en Denver (EE UU), han descrito fósiles de megadinosaurios carnívoros del tránsito Jurásico-Cretácico de la provincia de Teruel. En el estudio se define además un nuevo tipo de huellas de dinosaurio: Iberosauripus grandis (pie del lagarto ibérico grande).
El recubrimiento de implantes con un novedoso material biodegradable, desarrollado por investigadores españoles, permitirá realizar implantes en personas con déficit óseo, además de aumentar la tasa de éxito general de los implantes gracias a una mayor biocompatibilidad de los mismos y reducir el tiempo de osteointegración.
Estos animales vivieron en el periodo Silúrico hace 1,5 millones de años. Imagen: Esben Horn
Los saurópodos, los mayores dinosaurios terrestres, tenían una temperatura corporal de entre 36 ºC y 38 ºC, cifras semejantes a las que registran los mamíferos modernos. El análisis de isótopos de los dientes fósiles de estos animales plantea si los saurópodos podrían haber sido de sangre caliente.