Un estudio de la Universidad de Granada (UGR) revela que, a pesar de que las habilidades al volante disminuyen con la edad, las personas ancianas presentan patrones de conducción que compensan estos déficits, de modo que evitan conductas de riesgo: no corren, no adelantan temerariamente o no consumen alcohol cuando van a coger el coche. En contra de lo que mucha gente piensa, la tasa de accidentalidad en este sector de edad continúa siendo inferior a la de conductores jóvenes.
Científicos de la Universidad de Granada (UGR) han analizado cómo afecta la presencia de trastornos específicos del sueño a la percepción de situaciones de riesgo en conducción. Para ello, emplean tres simuladores de última generación, ubicados en la Facultad de Psicología y desarrolladosen Japón.
Comparación entre el modelo de razonamiento del sistema artificial y el de un vigilante humano teórico en un escenario de tráfico.