La Antártida alberga una gran diversidad de cuerpos de agua dulce y ecosistemas terrestres, donde comunidades microbianas cumplen una función esencial en términos de biomasa e incorporación de nutrientes que, posteriormente, circulan a lo largo de todo el ecosistema terrestre polar. Sin embargo, con el cambio climático, los científicos han observado la presencia de placas blanquecinas y redondeadas distribuidas a lo largo de los tapetes microbianos que dominan los ecosistemas acuáticos que afectan a la actividad biológica.
La combinación de técnicas fisiológicas y de microscopía electrónica mejora la evaluación in situ de la acción de los biocidas en las comunidades microbianas que causan el deterioro de monumentos, según revela una investigación liderada por el Museo Nacional de Ciencias Naturales.