Encogidos en su propio cuerpo para protegerse del frío. Así fueron encontrados Uyan y Dean, dos cachorros de león de las cavernas de unas dos semanas de edad, a orillas del río Uyandina en Siberia. Por su estado de conservación en el hielo, estos hermanos, que vivieron hace unos 12.000 años, son los ejemplares mejor conservados de esta especie jamás descubiertos. Los felinos extintos, presentados oficialmente esta semana en Rusia, son nuestros protagonistas de #Cienciaalobestia.
Las últimas excavaciones en la Cova de les Llenes en Lérida –que finalizan mañana– han permitido demostrar las visitas continuadas que realizaron diferentes grupos neandertales para cazar animales que vivían en los alrededores de la cueva, como ovejas salvajes y corzos. Pero la cavidad era una madriguera de carnívoros de los que destaca el oso de las cavernas que la utilizaba para hibernar.
Cráneo de oso de las cavernas que se halló completo en 2008 en la cueva de Lezetxiki. / Aritza Villaluenga.
Investigadores del País Vasco han indagado sobre la interacción de los primeros neandertales y los úrsidos en la cornisa cantábrica. Su trabajo constata un fenómeno particular: los osos de las cavernas alternaron la ocupación de tres cuevas del valle del Deba (Gipuzkoa) con los humanos hace 120.000 años. Esta competencia entre carnívoros también se prueba en otras dos cuevas de la misma región, en humanos adscritos al Chatelperroniense –hace entre 36.000 y 32.000 años–.
Hace 10 años, en 2003, se inició un proyecto de investigación arqueológica relacionado con la Coves del Toll y las Coves Teixoneres de Moià (Bages, Barcelona). Este proyecto surgió de una pregunta muy sencilla: ¿Había competencia por los recursos entre los neandertales y los grandes carnívoros? Poco a poco, la información proporcionada por ambas cuevas ha permitido a los investigadores afrontar no solo esta cuestión, sino también introducir otros debates científicos.
El oso de las cavernas empezó a extinguirse en Europa hace 24.000 años pero hasta ahora no se conocía la causa. Un equipo internacional de científicos ha analizado secuencias de ADN mitocondiral a partir de 17 nuevas muestras fósiles, entre otras, y lo ha comparado con el oso pardo actual. Los resultados demuestran que el declive del oso de las cavernas comenzó hace 50.000 años debido a la expansión humana y no tanto al cambio climático.
Cráneo de Ursusspelaeus macho encontrado en Cova Eirós (Triacastela, Lugo). Foto: Grandal-D’Anglade et al.
El declive del oso de las cavernas comenzó hace 50.000 años por la expansión humana. Foto: RockCreek.