Estos animales reciclan nutrientes y ayudan a mantener la calidad del agua. Esto beneficia a todo el ecosistema, desde el suelo y las plantas hasta las aves y los mamíferos.
Estructura de los carroñeros en el mundo. / Patricia Mateo-Tomás et al.
Actividades como la ganadería, la pesca o la caza liberan anualmente gran cantidad de residuos orgánicos en el medio natural, una parte de ellos en forma de carroña que sirve de alimento a una variedad de especies de vertebrados. Un equipo de investigadores españoles describe por primera vez el patrón estructural de las comunidades de carroñeros de todo el mundo y concluye que el 66 % de la actividad carroñera la realizan aves y el 34 % mamíferos.
Estructura de los carroñeros en el mundo. / Patricia Mateo-Tomás et al
Al eliminar las reses muertas de la naturaleza, los carroñeros ayudan de forma indirecta a reducir los niveles de CO2 emitidos a la atmósfera. / Manuel Jesús de la Riva Pérez
Desde el mal de las vacas locas, la legislación europea prohibió en 2002 el abandono de reses muertas en la naturaleza para que las aves carroñeras se encargaran de su eliminación. La retirada se hizo a través de plantas industriales. Aunque desde entonces la legislación se ha modificado levemente, siguen siendo empresas autorizadas las que se ocupan de su transporte en España. Un nuevo estudio demuestra que la retirada artificial de animales ha supuesto un aumento de hasta 77.344 toneladas de CO2 al año.
Los buitres, aves carroñeras que se alimentan de animales muertos, pueden intoxicarse con la medicación que toma el ganado. En 2013, el Gobierno español autorizó el uso del diclofenaco, un antiinflamatorio para las reses que en la década de los 90 provocó la práctica extinción de algunas especies de buitres asiáticos. Un equipo de científicos propone esta semana un enfoque alternativo global para evitar el declive de los buitres de España.