Bajo los zapatos florecen microorganismos que son el origen de nuevos compuestos contra el cáncer. Los actinomicetos, un tipo de bacterias que viven en el suelo, concentran buena parte del trabajo del grupo de investigación de la Universidad de Oviedo que dirigen José Antonio Salas, catedrático de Microbiología y Carmen Méndez, profesora titular de la misma materia. Estas bacterias producen varios tipos de compuestos antitumorales que los investigadores modifican con un doble objetivo: obtener efectos más potentes contra las células cancerosas y reducir al máximo sus posibles efectos secundarios. Aunque aún quedan años de trabajo hasta su posible aplicación en humanos, los primeros ensayos arrojan interesantes resultados.