El mecanismo del botijo solo necesita agua, arcilla y un clima seco y caluroso para funcionar. Eso lo sabe bien el catedrático Gabriel Pinto, que en los 90 describió las ecuaciones del recipiente más castizo. Ahora, su alumna Carla Ortiz ha estudiado su aplicación en una vasija llamada pot in pot que se utiliza en África para conservar las verduras. Incluso refrigera los viales de insulina.