El mecanismo del botijo no solo sirve para enfriar el agua: su aplicación como refrigerador ha permitido a las niñas de algunas zonas de Nigeria acudir al colegio. A este invento se le conoce como 'pot-in-pot'.
En la Universidad Politécnica de Madrid investigan las claves de este mecanismo, que solo necesita agua, arcilla y un clima seco y caluroso para funcionar.
Hace 25 años, Gabriel Pinto –profesor del departamento de ingeniería química de esta universidad– cuantificó junto a su compañero José Ignacio Zubizarreta la capacidad del botijo para disminuir la temperatura del agua que contiene.
El verano pasado, la alumna Carla Ortiz, de E.T.S.I. Industriales, reprodujo el experimento de la vasija refrigerante nigeriana para su trabajo de fin de grado (TFG).
El TFG de Ortiz buscaba comprobar mediante modelos teóricos y experimentales el funcionamiento del ‘pot-in-pot’, como ya hiciese Pinto con el botijo 25 años atrás.