Hasta ahora se pensaba que los agresivos chimpancés y los pacíficos bonobos no se habían cruzado debido a la separación del río Congo. Un nuevo estudio genómico rompe el dogma y demuestra por primera vez que sí existió flujo genético entre estas dos especies del mismo género, como lo hubo entre humanos y neandertales. Los resultados servirán en la lucha contra el tráfico ilegal de especies.
La forma en la que cada uno ve el mundo y la realidad no siempre coincide; eso lo sabemos todos. Pero, al contrario de lo que se pensaba, no somos los únicos que nos damos cuenta de que alguien tiene una idea errónea. Un estudio demuestra por primera vez que chimpancés, bonobos y orangutanes son capaces de reconocer falsas creencias como lo hace un niño.
Un test de personalidad muestra los rasgos más dominantes del carácter de los bonobos (Pan paniscus), los protagonistas de #Cienciaalobestia esta semana. Esta especie es conocida por su abierta vida sexual y sus sociedades igualitarias entre machos y hembras. Sin embargo, las hembras son más irritables que los machos, lo que podría deberse a su papel dominante dentro de sus sociedades.
Los chimpancés y los bonobos son los dos parientes vivos más cercanos de los humanos. Sin embargo, a pesar de estar tan estrechamente relacionados en el árbol evolutivo, estas dos especies difieren enormemente en la forma en la que utilizan las herramientas. Según un estudio liderado por la Universidad de Zurich (Suiza), los chimpancés tienen una predisposición ‘innata’ para manipular objetos desde que son crías.
Por fin se ha conseguido descifrar la información genética completa del bonobo, la única que faltaba de los grandes simios. Igual que los chimpancés, los bonobos comparten un 98,7% del genoma con los humanos. El trabajo ayudará a comprender las diferencias conductuales de las tres especies a partir de las bases genéticas.
Los bonobos, menos pacíficos de lo que se pensaba