Con un parámetro sencillo, económico y de corta duración, investigadores de la Universidad de Alcalá han realizado un bioensayo que tiene en cuenta el comportamiento de alimentación de un caracol acuático expuesto a cadmio para evaluar cómo afecta este metal tóxico al comportamiento en su alimentación. Sus resultados podrían aplicarse para hacer informes de evaluación de riesgo ambiental.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona han desarrollado un biosensor basado en papel impregnado de bacterias para detectar la toxicidad del agua. Se trata de una herramienta biológica innovadora, sencilla y de bajo coste que permite detectar múltiples contaminantes y puede ser fácilmente utilizable en contextos de restricción económica o en países en desarrollo.